El granizo que produce una fuerte tormenta puede devastar
las cosechas, herir animales, golpear a la gente, dañar aviones, romper techos
de viviendas humildes y destruir la
pintura de los autos…y tal vez hasta los cristales.
En algunos programas de televisión han informado que esas bolas de hielo caen en todos los tamaños, desde una pelotilla diminuta hasta el tamaño de una pelota de beisbol. (¿Te imaginas que te golpeé uno de esos?)
El granizo se forma cuando una corriente ascendente violenta pasa por una nube llegando a la zona de congelación de la atmósfera. En ese punto, la humedad se congela y crea pelotillas de nieve. Mientras más alto y por más tiempo empuje la tormenta las partículas que hay alrededor, más grande y destructivo es el granizo.
El granizo que sale de un nubarrón tiene mucho en común con las palabras airadas de una persona. En
ciertas circunstancias, los vientos violentos de la
amargura y los sentimientos heridos elevan el nivel de ira más y más. Al poco
tiempo, las emociones que se han contenido salen desparramadas en ataques
verbales a los demás, ya sea directamente o a sus espaldas.En algunos programas de televisión han informado que esas bolas de hielo caen en todos los tamaños, desde una pelotilla diminuta hasta el tamaño de una pelota de beisbol. (¿Te imaginas que te golpeé uno de esos?)
El granizo se forma cuando una corriente ascendente violenta pasa por una nube llegando a la zona de congelación de la atmósfera. En ese punto, la humedad se congela y crea pelotillas de nieve. Mientras más alto y por más tiempo empuje la tormenta las partículas que hay alrededor, más grande y destructivo es el granizo.
El granizo que sale de un nubarrón tiene mucho en común con las palabras airadas de una persona. En
En Efesios 4, Pablo señaló el daño que puede hacer la ira. Cuando anidamos la ira y la dejamos que arda en nuestros corazones, damos al diablo una oportunidad de obrar en nuestras vidas (v.26,27). Y lo que es peor, nuestra amargura e ira afligen al Espíritu Santo (vv.30,31).
Pero no te desesperes. Hay ayuda. En el versículo 32 Pablo nos dijo cómo controlar esa poderosa emoción antes de que cree un granizo hecho por el hombre: «… perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.» El perdón inmediato es la clave para controlar la ira.
Si anidamos sentimientos amargos y alimentamos resentimiento, el resultado serán tormentas verbales que hacen daño a las mismas personas que más queremos. Y el daño puede ser muy duradero.
¿Estás enojado con alguien? Resuélvelo pronto, antes de que crezca y llegue a ser una tormenta que haga daño.
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