PREGUNTAS DIFICILES

¿Estás en la universidad porque te gusta pensar profundamente? ¿Disfrutas un buen acertijo de vez en cuando? ¿Nunca te has encontrado con un rompecabezas que no te hayan gustado?
O es eso, o ¿estás en la universidad para jugar basquetbol  intramuros?
Independientemente de cuál sea la VERDADERA razón por la que gastas tanto dinero de alguien (el tuyo, el de tus padres, el de tu abuelo o el del gobierno) para estar en la institución académica que seleccionaste, tienes que admitir que hay cierto desafío en eso que se llama
«estudios superiores». Hasta puede que disfrutes ejercitar tu cerebro de vez en cuando con algo que te haga reflexionar como:
• Si los lápices #2 son tan populares, ¿por qué siguen siendo #2?

• Si un nadador sincronizado se fuera a ahogar, ¿tienen que ahogarse los demás también?
• ¿Cómo se sabe cuando la crema agria se daña?
• Si la caja negra de un avión es tan fuerte, ¿por qué no fabrican el avión entero del mismo material?
Esas son preguntas difíciles, ¿no crees? Pero hablando en serio, la vida nos plantea algunas preguntas difíciles, preguntas cuyas respuestas nos ayudan a medida que andamos con Dios. Y algunas de las preguntas más vitales de la vida vienen de la Biblia, como la más básica de todas:

 «¿Qué debo hacer para ser salvo?» (Hechos 16:30). O como la pregunta clave del Salmo 119:9, que dice: «¿Con qué limpiará el joven su camino?» O esta sobre la evangelización: «¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?» (Romanos 10:14).
La próxima vez que estés tratando de decidir cómo divertirte, considera esta pregunta: «¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? (2 Corintios 6:14). O cuando la tentación amenace: «¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?» (Romanos 6:1).
Busca otras preguntas como esas y luego averigua las respuestas en las Escrituras. Las respuestas a las preguntas bíblicas te van a ayudar mucho a llevar la vida santa que Dios quiere que vivas.