La página web de la red social Facebook se lanzó en 2004 como un medio para que los estudiantes de nivel terciario se comunicaran unos con otros por Internet. Ahora está disponible para personas de todas las edades, y, actualmente, se estima que tiene unos 400 millones de usuarios. Cada uno de ellos posee una página exclusiva con fotos y detalles personales, que pueden ser vistos por «amigos». Hacerse «amigo» de una persona significa abrirle la puerta para comunicarse y brindar información acerca de quién eres, adónde vas y qué haces. Las amistades en Facebook pueden ser ocasionales o profundas, pero todas ellas son «solo por invitación».
Justo antes de que Jesús fuera crucificado, dijo a Sus discípulos: «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer» (Juan 15:14-15).
La generosidad, la unidad de propósito y la confianza plena son distintivos de una amistad verdadera; especialmente, en nuestra relación con el Señor. Jesús tomó la iniciativa al dar Su vida por nosotros e invitarnos a conocerlo y a seguirlo.
¿Hemos aceptado la invitación del Señor Jesús para ser Sus amigos al abrir nuestro corazón sin guardarnos nada?
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