Por: Sandra Valle
Cuando Jesús fue crucificado y llevado a la sepultura, sus discípulos
volvieron a la misma vida que llevaban antes , Jesús resucitado vino a ellos ,
pero aun así ellos siguieron con su vida rutinaria a pesar de que Jesús se manifestó
tres veces después de que resucito(Juan
21:2-3)
Fue en la última manifestación ó sea la tercera vez donde
les dio indicaciones de lo que deberían de hacer y que lo vieron subir al cielo,
donde ellos no volvieron a la rutina, sino que obedecieron y esperaron la
promesa del Padre (Hechos
1:4-5,9 ).
TODOS ENTRARON AL APOSENTO ALTO Y TODOS
PERSEVERABAN UNÁNIMES EN ORACIÓN Y RUEGO (Hechos 1:13-14 ).
Cuando aceptamos a Jesús como Señor y Salvador, hay gozo en
nuestro corazón creemos todo lo que leemos en la biblia, pero pasa el tiempo y
ese gozo se va a pagando. Se viene un estancamiento, ya no se avanza más. ¿Cuál
es el peligro más grande en que una congregación pude caer? LA RUTINA,
al caer en lo rutinario viene el conformismo acompañado de la pasividad espiritual,
la congregación se acostumbro a los milagros ¿Pero qué paso? ¿Por qué se llego
a ese punto tan peligroso?
Como lo dije al principio Jesús fue crucificado y metido en
una tumba, y los discípulos volvieron a su vida rutinaria a pesar de que Jesús
se manifestó a ellos ya resucitado, así pasa, nos gozamos en Jesús, nos emocionamos,
vemos como El Señor se manifiesta grandemente a través de nuestros pastores,
pero en nuestra vida personal, no pasa nada, cada domingo le decimos que lo
amamos y que le queremos servir
pero no pasa nada, nos gozamos en la alabanza y adoración, nos gozamos en Jesús pero no lo vivimos realmente ese gozo no pasa de ahí solamente gozo que se va apagando conforme pasan los días ya sea por circunstancias dolorosas, por problemas económicos o familiares u otras situaciones y por lo tanto volvemos a meter a Jesús a la tumba, todo sigue igual o peor.
pero no pasa nada, nos gozamos en la alabanza y adoración, nos gozamos en Jesús pero no lo vivimos realmente ese gozo no pasa de ahí solamente gozo que se va apagando conforme pasan los días ya sea por circunstancias dolorosas, por problemas económicos o familiares u otras situaciones y por lo tanto volvemos a meter a Jesús a la tumba, todo sigue igual o peor.
Seguimos yendo a la iglesia, leemos su palabra, oramos pero
no pasa nada nuestro comportamiento es el mismo y no pasara nada porque se está
parado en la RUTINA.
Cuando uno se atreve a romper la rutina te das cuenta de que
hay más de lo que estás viviendo, es ahí donde te das cuenta de que necesitas
hacer algo diferente
y entras al aposento alto y te humillas ante Dios
reconociendo el estado en que estas y te das cuenta de cuan vacio y miserable
te sientes, y clamas a Jesús lo sacas de la tumba para ya jamás no volverlo a meter,
porque te das cuenta que solo El te da vida, pero ahí no llega todo sigues con
la búsqueda del manantial que quitara esa aridez en tu vida.
Sabes que el Espíritu Santo mora en ti pero que realmente no
lo conoces y entiendes que necesitas tener una relación personal con El,
conocerlo, ser su amigo, porque te das cuenta que sin el Espíritu Santo tu vida
esta vacía y sin dirección, que lo necesitas para vivir la vida que a Dios le agrada,
que solo El te puede guiar y llevar a una relación sobrenatural con Jesús así
poder vivir y hacer todo lo que Jesús hizo aquí en la tierra.
La iglesia del libro de los hechos es un modelo a seguir de cómo
debemos ser en todas las áreas, no solo los pastores son responsables de tener
esa búsqueda insaciable por nuestro Señor Jesús, es una responsabilidad de
todos, de traer la presencia y vivir bajo la dirección del Espíritu Santo.
El Señor está haciendo un llamado a su pueblo:
LEVÁNTATE, RESPLANDECE; PORQUE HA VENIDO TU LUZ, Y LA
GLORIA DE JEHOVÁ HA NACIDO SOBRE TI. (Isaías 60:1)
Atrévete a contestar su llamado rompe la rutina porque Dios
no es rutinario cada día te bendice de una forma diferente.
Únete con tus pastores y clama por la promesa del Padre para
tu congregación, y veraz grandes maravillas pero sobre todo la presencia de
Dios.
Hechos 1:8.-PERO RECIBIRÉIS PODER, CUANDO HAYA VENIDO
SOBRE VOSOTROS EL ESPÍRITU SANTO,
Y ME SERÉIS TESTIGOS EN JERUSALÉN, EN TODA JUDEA, EN SAMARIA, Y
HASTA LO ULTIMO DE LA TIERRA.
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