Imagina que un día vas a trabajar y, cuando tu jefe te saluda, dice: «Ven a mi oficina . Me gustaría hablar contigo sobre tu desempeño en el trabajo».
Es probable que te pongas nervioso al pensar en lo que tu superior podría decirte. Analizas tu comportamiento de los últimos días. Tal vez te preguntes: ¿Qué pensará mi jefe de lo que hago? ¿Me ascenderán y me aumentarán el salario? ¿O me quedaré sin trabajo? ¿Va a decirme: «Bien hecho» o «Te echo»?
Si bien esta clase de entrevista es importante, la Biblia habla de otra revisión mucho más transcendental. Cuando esta vida haya pasado, nos presentaremos delante del Señor. Pablo escribió: «Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo» (2 Corintios 5:10). No asistiremos a esta evaluación futura con temor a perder la salvación ni con el deseo de obtener algún beneficio
personal o la aprobación humana, sino que estaremos ansiosos de escuchar al Señor decirnos: «Bien, buen siervo y fiel» (Mateo 25:21).Nuestro desafío, como seguidores de Cristo, es servirle ahora con excelencia, para que luego podamos escucharle decirnos: «Bien hecho».
Si tienes en cuenta tu manera de vivir hoy, ¿qué evaluación obtendrás cuando veas al Salvador?
El servicio bien hecho aquí en la tierra recibirá un «Bien hecho» en el cielo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario