
Mientras aspiraba la alberca , me preocupaban algunas cosas. En ese momento, una gaviota, cayo de picada al mar y emergió con un pez colgando del pico y paso volando sobre mi. Esa ave me hizo recordar vívidamente las palabras de Jesús en Mateo 6:25-26: «Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?».
Hace tiempo, en un artículo que leí en Internet sobre el