Parece que hay dos clases de personas en este mundo: los que tienen una perspectiva eterna y los que están preocupados con el presente.
Unos están absortos en lo permanente; los otros, en lo pasajero. Unos almacenan tesoros en el cielo; los otros los acumulan aquí en la tierra. Unos se mantienen en un matrimonio difícil porque esto no lo es todo; los otros buscan la felicidad en otra pareja, creyendo que eso es todo lo que hay en esta vida. Unos están dispuestos a sufrir pobreza, hambre, humillación y vergüenza por «la gloria que en nosotros ha de manifestarse» (Romanos 8:18); los otros creen que la felicidad es ser rico y famoso. Todo es un asunto de perspectiva.
Abraham tenía la perspectiva del «otro mundo». Eso es lo que le permitió entregar un pedazo de tierra bien irrigada junto al Jordán (Génesis 13). Él sabía que Dios tenía algo mejor para él más adelante. El Señor le dijo que mirara en toda dirección hasta donde le alcanzara la vista y luego le dijo que, un día, su familia poseería todo aquello. ¡Qué adjudicación de terrenos! Y Dios le prometió que sus descendientes serían tan abundantes «como el polvo de la tierra» (v.16).
Esa es una actitud que muchas personas no pueden entender. Ellas van en busca de todo lo bueno ahora. Pero los del pueblo de Dios tienen otro punto de vista. ¡Ellos saben que Dios tiene algo mejor más adelante!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario