miércoles, 24 de noviembre de 2010

Tres pilares para el desarrollo de un equipo de líderes cristianos


Los pilares de una edificación, si bien tienen sus bases en el fundamento, cumplen la importante función de cooperar en el sostenimiento de la estructura. Es difícil imaginar una construcción sin pilares, sin columnas, sin postes que sostengan el edificio; de hecho hasta resultaría ingenuo tratar de construir sin considerar a los pilares.
Nuestro mundo en la actualidad requiere de la presencia de personas capaces de orientar, liderar y guiar, a otras, hacia objetivos y metas adecuadas. Éste equipo de personas debe influenciar de manera positiva para que el avance de los demás sea correcto. A raíz de esta situación, me pregunto: ¿Cómo podemos ser un equipo de líderes cristianos capaces de lograr metas y objetivos, en favor de los demás, a través de una manera adecuada?

Si tomamos como analogía la ilustración inicial respecto a la construcción, es importante darnos cuenta que, si bien el fundamento para el desarrollo de un equipo de líderes es y debe ser Cristo, es vital considerar y reflexionar sobre qué pilares sostendrán nuestra tarea de influencia o liderazgo.

El apóstol Pablo escribió en su momento: “Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio” (Fil. 1:27)

De éste texto que el apóstol Pablo escribió a la iglesia de Filipos, quisiera extraer tres cuestiones sumamente importantes que pueden ser de utilidad para todo liderazgo cristiano o en otras palabras pueden constituirse en pilares para el desarrollo efectivo de un equipo de líderes cristianos.

Pilar N° 1: Comportamiento digno (Integridad)
El texto bíblico dice: “...compórtense de una manera digna del evangelio del Cristo...”. Cuán vital es “comportarnos dignamente”, “vivir lo que predicamos”, “vivir de tal forma que Cristo sea glorificado”. La integridad se constituye en un pilar fundamental para el desarrollo de un equipo de líderes cristianos, porque su carencia abre el camino a la desestabilización atentando contra la credibilidad del equipo, mientras que la existencia de integridad genera confianza, apoyo y motivación de todos. ¡Busquemos pues, continuamente, la integridad en nuestras vidas y nuestro liderazgo!

Pilar N° 2: Firmeza en el propósito (Identidad)
El apóstol Pablo escribe “...siguen firmes en un mismo propósito...”. El segundo pilar que debe caracterizar al desarrollo de un equipo de líderes cristianos es la firmeza en el propósito o razón de existencia. Para lograr desarrollar un equipo de líderes cristianos con eficiencia es necesario tener claro nuestra identidad; de otra forma... ¿cómo vamos a orientar a otros si no tenemos claro a dónde ir y qué queremos lograr?. Por lo tanto, es muy importante proveer constantemente sentido de identidad y claridad en el propósito que nos mueve como equipo de líderes.

Pilar N° 3: Esfuerzo conjunto (Unidad)
El versículo termina diciendo: “...luchando unánimes por la fe del evangelio”. Esto nos invita a desarrollar la unidad en nuestro liderazgo; ésta unidad debe materializarse en la unidad de criterios, fe, principios, trabajo, motivaciones, etc. Cuán difícil es liderar en medio del caos y la existencia de intereses egoístas o personales; es por eso que el desarrollo de un equipo de líderes cristianos debe tener, a la unidad, como pilar o columna de sostenimiento para perdurar en el tiempo.

En conclusión, si cultivamos e invertimos tiempo, recursos y esfuerzo en el fortalecimiento de éstos tres pilares: Comportamiento digno (Integridad), Firmeza en el propósito (Identidad) y Esfuerzo conjunto (unidad), no importan las luchas y problemas que se vengan, no importa el nivel de fama o grado de anonimato social que tengamos, porque a partir de nuestro fundamento que es Cristo y la solidez de nuestros pilares, alcanzaremos el desarrollo continuo de un equipo de líderes cristianos convincente, duradero, dinámico y enérgico, capaz de lograr metas y objetivos sorprendentes, para la honra y gloria de nuestro Señor.

¡Éxitos en la tarea!

Autor: Emilio Iberbuden

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