viernes, 8 de julio de 2011

QUE NECEDAD

He aquí algunas preguntas realmente sin sentido: si te intoxicaras cada vez que comieras en la cafetería de la escuela, ¿qué harías? ¿Qué harías si cada vez que decidieras estudiar toda la noche para un examen terminaras quedándote dormido durante el examen y no lo aprobaras? ¿O qué crees que harías si cada vez que te golpearas la cabeza con un martillo te doliera?
Preguntas sin sentido, ¿verdad? Las respuestas son obvias. Pero, ¿por qué es que a veces ignoramos el sentido común?

El pasaje bíblico para hoy nos habla de un rey que rehusó apartarse de sus caminos aunque conocía la verdad. Incluso después de que Jeroboam pidiera oración para que se sanara su mano seca (1Re 13:4), al poco tiempo volvió a sus antiguos y destructivos caminos(1Re 13:33
). En realidad no quería cambiar.
¿Somos nosotros igualmente culpables de eso? ¿Rehusamos cambiar nuestros
caminos destructivos aun si nos cuestan buenas calificaciones, o amenazan nuestra salud, o echan a perder nuestra relación con Dios? ¿O cuando herimos a alguien repetidamente debido a nuestra terquedad?
En la mayoría de las situaciones sabemos lo que es correcto… o lo aprendemos
pronto. A diferencia de Jeroboam, cambiemos nuestra manera de actuar cuando la solución sea obvia.

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