El temor tiene diferentes significados para diferentes personas. Para algunos deportistas, es un motivador para ayudarles a dar lo mejor de sí en un partido. En el 2008,El golfista P. Harrington ganó el Abierto de Gran Bretaña y el Campeonato de la PGA (la Asociación de Golf Profesional), Harrington dijo: «Sí, el temor es una gran parte de mí. Me gustaría decir que tengo toda la confianza y la paciencia, y que estoy relajado. Pero no, esa no es mi forma de ser. El temor me hace seguir adelante. Me hace mantenerme en forma. Tengo que trabajar con él y usarlo».
Tal vez sea el temor al fracaso o a perder su posición de ventaja o popularidad, pero Harrington así como muchas personas piensa que el temor es algo útil en su vida profesional.
El seguidor de Cristo también puede recibir ayuda del temor. Las Escrituras nos desafían a tener un temor reverencial de Dios, que es el mejor tipo de temor que hay. Nos hace estar preocupados en cuanto a desobedecerle o vivir en oposición a Sus estatutos. Es estar sobrecogidos ante nuestro gran Dios, inclinándonos ante Su perfecta voluntad y buscando Su sabiduría para vivir. Con ese fin, el proverbio declara: «El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia» (Proverbios 9:10).
Con un temor correcto de Dios, podemos vivir sabiamente en un mundo incierto.
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