sábado, 12 de febrero de 2011

DOCUMENTO DE PRUEBA


Todos los años vienen a este mundo 40 millones de personas sin prueba formal de su existencia. La mayoría de ellas son de países en desarrollo donde muchas personas no se registran oficialmente cuando nacen. Pero el solo hecho de que no tengan un certificado de nacimiento no significa que no estén vivos. Sólo significa que no pueden presentar un documento oficial que lo pruebe.
¿Cuándo fue la última vez que alguien te retó para que probaras que eres cristiano? «Te estás engañando a ti mismo al decir que sabes que Dios está en tu vida (podría decir un escéptico), No hay ninguna forma de estar absolutamente seguro.» A veces la exigencia de una prueba viene de otro creyente que afirma que a menos que puedas señalar el momento y el lugar donde aceptaste a Cristo como Salvador, en realidad no has «nacido de nuevo». Pero el apóstol Juan dio al asunto la perspectiva correcta cuando dijo que la creencia y la conducta son dos caras de la misma moneda, y que ambas testifican de nuestra fe en Jesucristo.
Una cara: «Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo.» La otra cara: Y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado» (1 Juan3:23).
Cuando te vengan dudas sobre tu relación con Dios, pondera estas palabras de Juan: «Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos» (3:14). «En esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él» (3:20). «Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado» (3:24).
La próxima vez que alguien te desafíe a probar que eres cristiano, ¿por qué no sonríes y le dices: «No lo puedo probar.»? Luego dedícate a demostrarlo a la manera de Juan. Cuando amamos a los demás con el amor de Cristo, los que reciben ese amor raramente exigen una prueba de nuestra existencia.

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