jueves, 3 de febrero de 2011

LOS VALORES

En un viaje de negocios, vi un cartel con un anuncio sobre un seminario para Empresarios. El mensaje era interesante: «El valor del líder es directamente proporcional a sus valores». La veracidad de esa afirmación es sorprendente. Lo que valoramos moldea nuestro carácter y, a la larga, definirá cómo será nuestro liderazgo o si podremos realmente ejercerlo. Sin embargo, esto no se aplica sólo a los líderes empresariales.
Para el seguidor de Cristo, los valores son aún más importantes. Cuando Pablo les escribió a los creyentes de Colosas, dijo: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 2:3). La idea es que sólo cuando permitamos que nuestros valores sean motivados y moldeados por lo eterno (no lo temporal), seremos embajadores eficaces de Cristo en el mundo. Si comprendemos que somos peregrinos en este mundo, no turistas, podremos mantener una perspectiva clara y un corazón sin distracciones, y serviremos al Señor de manera más eficiente.
Se ha dicho que vivimos en un mundo que sabe el precio de todo, pero el valor de nada. No obstante, en esta sociedad del «aquí y ahora», los seguidores de Cristo somos llamados a desarrollar nuestros valores en función de lo que dura para siempre. Dicho de otro modo: La eficacia de un creyente es directamente proporcional a sus valores.
Aferrémonos  a lo eterno, no a lo temporal

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