
Pero hay una aflicción aún más mortal que un mal funcionamiento del órgano que bombea sangre a través de nuestros cuerpos. Es una enfermedad espiritual de corazón de la que todo el mundo sufre. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (ROM. 3: 23).
Aquí está el diagnóstico realizado por Jesucristo, el más grande de todos los especialistas de corazón: "Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre"(Mateo 15: 19-20).
Eco de sus palabras el veredicto de Jeremías 17: 9, " Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Este diagnóstico incluye a todos los que están muertos en sus pecados (Efesios 2: 1).
Necesitamos un nuevo corazón — hacerle vivir. Pero, ¿cómo puede suceder eso? Toma el toque curativo de nuestro Señor. Dios muestra su amor a nosotros en Cristo Jesús cuando dio a su hijo a morir en nuestro lugar. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2: 8).
Pidámosle por un trasplante de corazón espiritual.
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