lunes, 12 de julio de 2010

NO LE IGNORES

Que difícil ha de ser para un profesor, instructor, expositor o predicador, pararse delante de un aula de estudiantes, grupo de personas o una congregación y nadie preste atención, hablar y no tener a nadie que escuche, dar instrucciones y las personas le ignoren.

Ninguno de nosotros disfruta ser ignorado. Si estamos en una conversación con un amigo, nos duele después de mucho hablar notar que hizo caso omiso.
Si estamos en una tienda buscando ayuda, es irritante ser ignorado por los empleados.
Cuando estamos luchando con un problema, es doloroso cuando nadie se ofrece a ayudar.
A continuación, imagina cómo debemos de afligir a Dios cuando lo ignoramos.
Piensa en cómo su corazón de amor, ha de romperse cuando, a pesar de que él habita dentro de nosotros a través del Espíritu Santo, actuamos como si él no estuviese allí.
O bien, considere cómo debe sentirse cuando se ignoran sus directrices contenidas en el libro que nos dio.
Tenga cuidado de no hacer caso omiso de Dios. De manera grande o pequeña, mantengámosle a él en nuestros pensamientos momento a momento. Lo hacemos mediante la lectura de los escritos inspirados que él nos ha dado; al pasar tiempo en la oración y a la escucha de su voz; pensando en su presencia; al servir a otros en su nombre. Podemos ser capaces de decir como el salmista, "Está mi alma apegada a ti" (63:8).
No podemos ignorar al hijo único de Dios, Él es el Señor, el Santo; Él es la fuente de vida y de la gracia, Aquel que murió y tomó nuestro lugar.

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