lunes, 22 de febrero de 2010

APRENDIENDO A SER FELICES

En la Universidad de Harvard se pueden inscribirse en un curso de felicidad. Esta clase popular ayuda a los estudiantes a descubrir, tal y como lo declara el profesor, «cómo llegar a ser felices». No es una mala idea. De hecho, la Biblia incluso sugiere en varias ocasiones la importancia de estar felices o gozosos. Salomón nos dice que Dios nos concede la felicidad como un privilegio (Ecl. 3:12; 7:14; 11:9).

Pero algunas veces llevamos la búsqueda de la felicidad terrenal demasiado lejos. La vemos como la búsqueda más importante, e incluso creemos que nuestra felicidad es el objetivo más elevado de Dios para nosotros. Es allí cuando nuestro pensamiento se confunde.

La Palabra de Dios nos dice que la verdadera felicidad viene de guardar la ley de Dios (Sal. 1:1-2; Prov. 16:20; 29:18). Dios exige santidad y nos ha llamado a vivir una vida santa -una que ejemplifique Su carácter moral (1 Ts. 4:7; 2 P. 3:11). En la primera carta de Pedro leemos: «Sino que así como aquél que os llamó es santo, asei tambieen sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: sed santos, porque Yo soy santo» (1 Pedro 1:15-16).
Cuando enfrentamos decisiones acerca de la manera en que debemos actuar o cómo debemos vivir, debemos tener en mente que el mandamiento de Dios no es «Sed felices», sino «Sed santos». El verdadero gozo vendrá de una vida santa y que honra a Dios.

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