Hoy en día las empresas se esfuerzan para producir productos que ayuden ha dar apariencias falsas, por ejemplo «Camas de bronceado» para aparentar haber estado en la playa, una empresa británica ha desarrollado un producto llamado «barro en spray» para que los que viven en la ciudad puedan darle a sus costosos vehículos de doble tracción la apariencia de haber estado fuera en un día de caza o pesca sin haber salido de la ciudad jamás.
Hay algo dentro de cada uno de nosotros que valora más cómo nos vemos por fuera que lo que somos por dentro. Hace que algunas personas rellenen sus curriculas o adornen sus memorias. Pero no tiene lugar en nuestras vidas como seguidores de Jesús.
Pablo le advirtió a Timoteo acerca de personas en la iglesia que tenían una forma de piedad pero que negaban el poder de ésta. «Teniendo una fachada de ‘religión’, pero habiendo su conducta negado su validez. Debes mantenerte alejado de personas así» (2 Ti. 3:5).
La realidad interior de Cristo es lo que cuenta, porque producirá las señales exteriores de la fe.
La autoridad de Pablo de instruir a la iglesia acerca de la autenticidad espiritual vino por medio de su sufrimiento, no de «una cama de bronceado o rociar lodo». «Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús», dijo el apóstol (Gál. 6:17).
Dios nos llama a una vida auténtica hoy.
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