martes, 2 de febrero de 2010

EL ALMUERZO DE UN NIÑO

En uno de mis viajes de trabajo, una vez cometí el error de pensar que podía terminar una hamburguesa de pechuga de pollo con papas y un paquete de 2piezas con complementos de KFC sin ayuda de nadie. Me comi las piezas e hice que me envolvieran el resto y me lo pusieran en una caja para llevármelo al hotel. Pensé, «al menos me dará la esperanza de regalarme otro festín».

Cuando salí del restaurante, un hombre sin hogar se me acercó pidiéndome dinero. Al principio me negué, pero, invadido por una súbita culpa, lo volví a llamar, le di $5, y lo bendije . Luego de haber cumplido con mi deber cristiano, estuve feliz de continuar mi camino, con mi caja de KFC en la mano, hasta que él preguntó, «¿y qué hay de la caja?» Tengo que admitir que me costó mucho separarme de mi hamburguesa.

Una de mis historias favoritas en el Nuevo Testamento es acerca de un niñito que llevó su propio almuerzo a un servicio de avivamiento (Juan 6:1-14). Si este jovencito era como la mayoría de los niños, su almuerzo era un artículo algo muy importante para él. Pero estuvo dispuesto a darle al Señor su almuerzo, consistente en cinco panes de cebada y dos pececitos. Creo que puede que él supiese que Jesús podía hacer algo extraordinario con su almuerzo al ponerlo en Sus manos. Y lo hizo. Alimentó a miles de personas hambrientas.

Jesús sigue buscando a alguien común y corriente como tú y como yo, que esté dispuesto a realizar actos de sacrificio desinteresados deliberados y fuera de lo ordinario para que Él pueda convertir nuestra ofrenda en Su gloria. ¡Realiza ese acto hoy!
2Corintios 9:7 "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre"

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