domingo, 28 de marzo de 2010

CADA MAÑANA


En nuestro viaje de bodas a las playas de bahía San Carlos en Guaymas, Sonora; nos hospedamos en un hotel a la orilla del mar. A la mañana siguiente al mirar por la ventana nos quedamos maravillados al observar la belleza y la limpieza del océano asombrados por la combinación del azul del mar con lo árido de la montaña y los cactus
Sin embargo, no tenemos que estar en la playa para quedar asombrados ante lo que Dios nos da cada día. Cada mañana de la vida nos ofrece nuevos desafíos y ricas bendiciones al caminar con Cristo. A pesar de los errores que puede que hayamos cometido ayer, las elecciones que lamentamos, y el dolor que hemos soportado, Dios tiene misericordia de nosotros. El amanecer nos recuerda Su fidelidad y el nuevo comienzo que trae cada día.
Tal vez fue el simple gozo de un bello amanecer lo que instó a Jeremías a escribir: «Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!» (Lam. 3:22-23).
Cada nuevo día que el Señor nos da -cada nuevo amanecer, fuera o en casa- es una expresión de Su fidelidad y ofrece oportunidades para vivir para Él.

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