lunes, 15 de marzo de 2010

ÉL SIEMPRE ESTA ALLÍ


El prometido de una amiga,  yacía en la unidad de cuidados intensivos después de una delicada intervención para reparar un aneurisma cerebral. Los ojos de él se centraron en ella, quien apenas se había apartado de su lado en varios días. Maravillado, él dijo: «Cada vez que miro hacia arriba, estás allí. Me encanta eso. Cada vez que pienso en ti, abro mis ojos y estás allí».
El agradecimiento de este joven hacia la mujer que ama me recuerda la manera que debemos sentirnos acerca de la presencia de Dios en nuestras vidas.
Él siempre está allí. La presencia del Señor nos da consuelo y seguridad. Él ha prometido: «nunca te dejaré ni te desampararé» (He. 13:5). ¿Quién nos conoce de manera más completa? ¿Quién nos ama de manera más total? ¿Quién se preocupa por nosotros tanto?
En Salmos 139, leemos lo que el rey David pensaba de la preciosa presencia de Dios. Él escribió: «Oh Señor, tú me has escudriñado y conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; . . . y conoces bien todos mis caminos. . . . si subo a los cielos, he aquí allí estás tú» (vv. 1-3, 8).
Sin importar lo que nos suceda, tenemos esta seguridad: «Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (Sal. 46:1). Abre tus ojos y tu corazón. Él está allí.

No hay comentarios.: