Una cantidad cada vez más grande de chatarra espacial está orbitando nuestro planeta a velocidades de más de 7,2 kilómetros por segundo. Tuercas, pernos y otros desechos descartados de los vuelos espaciales están presentando un verdadero peligro para las naves espaciales futuras. Su velocidad en picado hace que el objeto más pequeño golpee con el impacto de una bala. Durante una de las misiones de vuelo, una mota de pintura creó un agujero de 6,5 milímetros de ancho en una ventana de la nave.
Un estudio reveló que hay 110.000 objetos de un tamaño mayor a un centímetro en órbita. ¡Su peso en conjunto es de 1.8 millones de kilogramos! Para evitar un desastre de chatarra espacial, el Comando Espacial de los EE.UU. monitorea los desechos en órbita para la NASA.
Las elecciones pecaminosas crean su propio tipo de chatarra—las consecuencias no deliberadas. Cuando Acán robó y escondió botín prohibido, le costó la vida (Jos.7). Al pecado de adulterio y asesinato que el rey David cometió le siguió la discordia familiar. (2 S. 15–18).
¿Tienes alguna «chatarra» en tu vida? Las consecuencias del pecado tienden a acumularse. Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, Él promete perdonarnos y limpiarnos (1 Juan 1:9). Para aquellos a quienes hemos herido, podemos buscar maneras de reparar daños por medio de la restitución (Lucas 19:1–8). El Dios de gracia nos dará sabiduría para lidiar con las malas decisiones de nuestro pasado y ayudarnos a tomar buenas decisiones en el futuro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario