
Al observar cómo se desarrollaba la escena, un anciano que estaba a mi lado dijo en voz baja: «La paciencia va a ser una virtud muy necesaria esta noche».
La vida puede ser frustrante, incluso exasperante. Sin embargo, muchas veces la impaciencia es simplemente un reflejo de nuestro propio egocentrismo en respuesta a las decepciones de la vida. El verdadero amor se ilustra en la Biblia como auto-sacrificio (Juan 15:13), y una demostración de ese amor es la paciencia unos con otros. «El amor es paciente, es bondadoso; . . . no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido» (1 Co. 13:4–5). Pone a un lado tu agenda personal y busca imitar a Cristo.
¿Suena imposible? Lo es, si lo intentamos con nuestras propias fuerzas. Pero, al orar por ayuda, Dios nos provee de paciencia, la cual refleja Su amor —incluso durante circunstancias frustrantes.
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