domingo, 11 de abril de 2010

¿DESPUES DE LA MUERTE? ¿NADA?

¿Alguna vez piensas en tu inevitable muerte? ¿O eres como un conocido mio, quien dijo: «De todas las cosas, aquello en lo que menos pienso es en lo que sucede después de la muerte. Lo muerto, muerto está, se acabo».
¿Es eso lo que sucede cuando exhalamos nuestro último suspiro y nuestras células cerebrales dejan de funcionar? Cuando nuestra vida llega a su fin, ¿nos extinguimos totalmente como la llama de una vela al soplarle? Esa es la creencia común. Pero no es lo que la Biblia enseña. Hebreos 9:27 declara que está determinado que «los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio.»
Si hemos recibido a Jesús como Salvador de nuestros pecados, no tenemos que temer enfrentarle. Entraremos en una comunión bendita con Dios por toda la eternidad, por cuanto estaremos «ausentes del cuerpo y habitaremos con el Señor» (2 Corintios 5:8).
Jesús les enseñó a Sus discípulos: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás» (Juan 11:25–26).
El mensaje de Jesús en la Palabra de Dios da esperanza cuando enfrentamos nuestra propia muerte o la muerte de alguien que amamos. Él promete que entraremos a nuestro hogar celestial y estaremos con Él para siempre. Podemos contar con Su palabra.

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