Durante un festival de toda una noche en París, cinco jóvenes irrumpieron en el Museo Orsay y dejaron un tajo de diez centímetros en un cuadro invalorable de Claude Monet. La Ministro de Cultura, Christine Albanel, dijo que se podía restaurar la pintura, pero que estaba profundamente perturbada ante el daño hecho por «un acto puramente criminal».
El titular de un diario decía: Obra Maestra de Monet Estropeada. «Estropear» significa perjudicar o dañar; malograr, desfigurar o afectar. Es una descripción acertada del efecto del pecado en nosotros. Conocemos bien los resultados de nuestras propias elecciones como consecuencia de ignorar a Dios o desafiarle.
Al acercarnos a la Navidad, es bueno recordar por qué nació Jesús. El Hijo de Dios no vino a establecer una festividad nostálgica, de orientación familiar y comercialmente exitosa. El ángel le dijo a José: «[María] dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21).
La Navidad comenzó con un regalo de Dios a Su mundo dañado por el pecado: «Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 6:23).
La obra maestra de la creación humana de Dios, estropeada por alejarse de Él, puede restaurarse cuando le damos nuestro corazón a Cristo.
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