En el 2006, mientras promocionaba la película Rocky Balboa, Sylvester Stallone sorprendió a los cristianos con sus revelaciones. Dijo que su fe en Jesucristo no sólo había influido en el guión de la primera película sobre Rocky, sino que su decisión de crear la última película de la serie se inspiró en su renovada relación con el cristianismo. Como parte de su transformación, Stallone se dio cuenta que una mala elección era la que había guiado su vida anteriormente "la de ser independiente". Dijo: «Necesitamos la experiencia y la guía de otra persona». Stallone se dio cuenta de algo que muchas personas están aprendiendo a reconocer: necesitamos a Dios y necesitamos a otras personas.
La Biblia confirma nuestra necesidad de Dios y de los demás. David expresó su confianza en Dios al clamar a Él y suplicarle en oración. «Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a Ti oraré» (Sal. 5:2). Y en Eclesiastés leemos que Salomón alentó una dependencia apropiada en los demás. De hecho, dijo que ayudarnos unos a otros puede fortalecernos, pero el individualismo y la independencia son peligrosos y llevan a la debilidad. Dos personas actuando juntas son mejor que una sola persona independiente (Eclesiastés 4:9-12).
Dios nos dio los unos a los otros. Confiemos vehementemente en Su poder y aprovechemos la ayuda de los demás.
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