Después de que los israelitas cruzaran milagrosamente el Mar Rojo, fueron llevados al desierto. ¡Qué extraño que Dios los llevara desde un lugar de esclavitud y dolor a un lugar de decepción y extrema necesidad!
Pero Dios quería mostrarles que la vida es una combinación de amargo y dulce, de triunfo y derrota. Cuando los israelitas llegaron a Mara, se quejaron porque el agua era amarga (Éxodo15:23). Después de la intercesión de Moisés (v. 25), Dios les recordó que guardaran Sus mandamientos (v. 26). Luego los llevó a la abundancia y al refrigerio de Elim. (v. 27).
El Señor quería enseñarles que cada experiencia en su peregrinaje revelaría sus corazones. Esta prueba mostró que estaban viviendo por vista y no por fe. También aprendieron que Dios participaba en sus asuntos cotidianos. Él quería que ellos supieran que no sólo podía dividir el mar, sino que también proveería de agua a Su pueblo. Él conocía sus necesidades porque planificó el camino que ellos habrían de seguir.
Si en estos momentos estás siendo llevado hacia algún desierto de decepción y amargura, confía en Dios, porque Él sabe exactamente dónde estás y qué necesitas. Al obedecer tú Sus mandamientos, Él te guiará fuera del desierto, hacia un lugar de abundancia espiritual, sanidad, y refrigerio
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