martes, 5 de enero de 2010

LA ESPERA


Cualquier madre puede decirte que la espera para dar a luz es una experiencia que forma paciencia. Pero compadece a la pobre madre elefante. ¡Toma alrededor de 22 meses para que un bebé elefante se geste hasta llegar al momento de su nacimiento! El tiburón conocido como el pez lija tiene un periodo de gestación de 22-24 meses. Y a altitudes superiores a los 1.500 metros, ¡la salamandra alpina resiste un periodo de gestación de hasta 38 meses!

Abraham podría haberse identificado con estos ejemplos de la naturaleza. En su ancianidad, el Señor le había prometido: «Haré de ti una nación grande» (Génesis 12:2). Pero, a medida que los años pasaban, Abraham cuestionaba cómo sería posible el cumplimiento de la promesa sin siquiera la piedra de cimiento básica de un hijo (Génesis 15:2). Así que Dios lo tranquilizó, « un hijo tuyo será el que te heredará.» (Génesis 15:4).

A pesar de lo avanzado de su edad, Abraham creyó a Dios y fue llamado justo (Génesis 15:6). Pero esperó 25 años desde el momento de la promesa inicial hasta el nacimiento de Isaac (Génesis17:1,17).

Parte de la confianza en Dios se basa en esperar el cumplimiento de Sus promesas. Sin importar cuán larga sea la demora, debemos esperarlo. Tal y como nos lo recuerda el autor de Hebreos, "mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió" (Hebreos 10:23)

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