jueves, 21 de enero de 2010

HAMBRE ESPIRITUAL




En la novela No Blade of Grass (Ni una brizna de hierba)  de John Christopher un virus destructivo ataca toda la hierba del mundo. No sólo el césped en los parques y las casas, sino todos los pastos, incluyendo el trigo, la cebada, el centeno, la avena, y el arroz. En cuestión de meses, el mundo queda inmerso en una hambruna y su despiadada compañera, la violencia. Las personas comienzan a pelear, y luego a matar, por comida.
La novela ilustra una escena que se ha vivido en el mundo real en hambrunas recientes y que es aterradora cuando se ve en las cadenas de noticias de la TV. Pero sólo puedo imaginar cómo será.

El profeta Amós habló de un tipo de hambruna diferente. La llamó un hambre de «oír la palabra del SEÑOR» (Amós 8:11). Mientras la falta de comida puede llevar a enfermedades y a la muerte, el hambre de la Palabra puede producir consecuencias eternas. Sin acceso a la Palabra de Dios, carecemos de sabiduría para la vida y del mensaje de la vida eterna en Cristo. Como cristianos, necesitamos «la leche espiritual pura, para que por medio de ella [crezcamos y tengamos] salvación, » (1 Pedro 2:2). Podemos identificarnos con el profeta cuando éste dijo: «Al encontrarme con tus palabras,
 yo las devoraba;  ellas eran mi gozo  y la alegría de mi corazón» (Jer. 15:16NVI).


El mundo está muriéndose de hambre de conocer al Dios que puede satisfacer las necesidades del corazón humano. Ayudemos a saciar sus corazones compartiendo Su Palabra.

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