¿Por qué las personas huyen de dios? ¿Será debido a la ira, la decepción, la desesperación, la desobediencia o alguna telaraña de rebeldía tejida a partir de nuestros propios deseos?
El libro de Jonás estudia a un profeta que rechazó el llamado de Dios para transmitir Su palabra al pueblo de Nínive. En el primer capítulo (Jonás 1:3, 10) leemos que Jonás deliberadamente se dirigió a Tarsis para huir del Señor. Él sabía exactamente hacia dónde iba y por qué. Luego de dársele una segunda oportunidad (Jonás3:1-2), Jonás transmitió el mensaje de Dios pero reaccionó con ira cuando el Señor perdonó a la ciudad arrepentida (Jonás3:10-4:2).
El libro termina con el Señor hablándole a Jonás acerca de Su compasión: «¿Y no he de apiadarme Yo de Nínive?» (4:11). Pero no hay indicación alguna de que el contrariado profeta cambiara de actitud. El pueblo de Nínive se arrepintió: Jonás no.
La historia de Jonás debe hacer que cada uno de nosotros seamos honestos en cuanto a nuestros sentimientos hacia el Señor. ¿Albergamos resentimiento por Su indulgencia hacia personas que creemos que merecen juicio? ¿Acaso hemos olvidado que Dios nos ha perdonado? ¿Estamos listos a obedecer Su llamado y a dejarle a Él el resultado?
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