Una de las cosas que he aprendido a medida que han pasado los años es no esperar demasiado de los demás. E emprendido negocios de multinivel donde se me ha prometido ayuda y asesoramiento y no han cumplido. Proyectos, en que se me asegura apoyo y solo e recibido alejamiento y silencio por respuesta.
Si esperamos que todos cumplan y sean responsables, ciertamente quedaremos profundamente heridos. Comenzaremos a preguntarnos: « ¿Es que todo el mundo es así?».Yo he optado por tratar de justificarlos y ponerlos en las manos de Dios
En esos momentos de decepción, es bueno examinar nuestros actos y compromisos. ¿Podemos dar con libertad y dejar que los demás se responsabilicen de sus propias promesas? El apóstol Pablo pasó por momentos en su servicio al Señor cuando todos lo abandonaron. Sin embargo, su enfoque estaba en la fortaleza que Dios le daba para que «se cumpliera cabalmente la proclamación del mensaje» por medio de el (2 Timoteo 4:16-17).
Nunca debemos esperar obtener de los demás lo que solo Jesús puede dar. Hacer eso es algo totalmente poco realista. Nuestra tarea es simplemente dar y dejar los resultados a nuestro Maestro, sabiendo que con el tiempo recibiremos Su recompensa: «Bien, siervo bueno y fiel» (Mateo 25:21).
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